No hay nada como una house party
El lunes 28 fue un día muy rutinario, mas el martes fue un poco fuera de lo normal. La clase de los lunes se movió al martes de acuerdo con los padres de las niñas y después aproveché para acercarme al Bank of Georgia a por una tarjeta de crédito (con poco éxito). Más tarde he ido a comer algo (a deshoras) a un lugar donde luego se juntaban también los expats, así que un día algo más social de lo habitual. Ha sido una reunión interesante para conocer gente anglófona que ha visto mucho mundo o son puros nómadas (por ej., hay una rusa que vive en Bali y está de paso).
Miércoles y jueves también días sin más. Nada de celebrar Halloween el jueves ni por asomo. Eso de vivir en Vashlijvari hace que intente reducir el número de días que bajo al centro. Como se ve en el mapa de abajo, está bastante retirado del centro.
El viernes 1 se cumple un mes en Tbilisi y, como otros viernes, ha sido un día más interesante. Por la noche Canudos y luego hemos acabado en una house party (fiesta en casa de alguien). En este caso, en la gran casa de un amigo de alguien del grupo, pero que muchos no conocíamos. La casa un auténtico desastre y sucia y por desgracia para mí con mucho fumador, eso sí, decorada con motivos de Halloween, lo cual ha sido muy divertido.
Pero el novamás ha sido un lienzo que tenían puesto en el que quien quisiera se podía poner a pintar lo que quisiera. Nunca había visto una house party en la que pudiera pintar, así que será difícil de olvidar. Yo desde luego tomé la paleta y me puse a pintar. Adivinad qué he pintado yo :D
Más tarde acabamos, otra vez, en el dichoso Mimosa.
El sábado por la tarde me pasé por un pub en Marjashnishvili llamado Seven Roads en el que se iba a jugar un torneo de ping pong. Así que era muy tentador no ir y efectivamente me pasé. Llegué tarde para el torneo pero pasé un buen rato jugando. A la hora de cena estuve en un restaurante italiano bastante presentable (en cuanto a servicio, elegancia...) llamado Ambrosiano. Por la noche de paseo por Old Tbilisi (casco viejo) descubrí una parte de Tbilisi que no conocía, la zona en la que nació la ciudad. Aún la tendré que visitar de día y poder contar más, de momento un mes aquí y poco turismo.
El domingo 3 tuve la fortuna de degustar un delicioso plov, plato de origen uzbeko y por la tarde-noche visité otro de los malls principales de Tbilisi: East Point. Está bastante bien y me recuerda al Oasis en Torrejón de Ardoz, con varios comercios conectados en una mini ciudad al aire libre. Merece la pena una visita, pero con tiempo, puesto que está lejísimos y el tiempo, bien se sabe, es un preciado bien.

Comments
Post a Comment