Celebrando la Hispanidad en la Iberia del Este
El lunes 14 ha tocado clase en Vake con las niñas. La llegada ha sido un via crucis puesto que había estado lloviendo bastante y corría el agua colina abajo en abundancia. Al no haber apenas alcantarillas apenas, tocaba pisar sobre ríos de agua y ahí empiezo a empaparme los dos pies porque resulta que las suelas de los dos zapatos estaban rotas y se filtraba el agua y encima he llegado tarde. Por suerte la clase ha ido bien y les he enseñado las letras del alfabeto que faltaban, los números del 0 al 20 y los colores. La vuelta ha sido otra odisea, no por la lluvia (aunque seguía corriendo el agua en algunas zonas por acumulación), sino porque la combinación de transporte no ha funcionado según lo que decía Google Maps (1 marshrutka -furgoneta de las que ya hablé- y un bus), ya que la primera no vino y tuve que darme un buen paseo hasta Saburtalo para tomar finalmente el bus. Lo bueno, conocer la ciudad mejor paseando; lo malo, todo el tiempo perdido hasta llegar a casa. Esa noche juega Georgia en Tbilisi contra Albania (derrota 0-1) y eso quizás influyó en el tráfico y generar más caos en la ciudad.
El martes 15 es la recepción por parte de la Embajada de España en el Stamba Hotel, hotel céntrico, con motivo del 12 de octubre. Primeramente me dirijo a Marjanishvili a comprar un pen drive para instalar Windows 11 en mi nuevo ordenador y a las 6 llego al hotel. El hotel es muy chulo y se ven muchos estantes con libros. En la terraza de la quinta planta hay una carpa donde nos recibe el Embajador y otras personalidades diplomáticas. En esta carpa nos dan de comer y beber después de un pequeño discurso del Embajador en el que mayormente habla en inglés haciendo referencia al estatus de Georgia de país candidato a la Unión Europea.
Sobre las 8, una hora antes del fin del evento, se agotan comida y bebida, con lo cual algunos españoles nos bajamos a la planta baja donde hay un cumpleaños y nos dan algo más de comer y beber. Después, a instancias del Embajador, tomamos un taxi al barrio de Vake a un restaurante español, Rambla, en el que puedo comer algo más y beber mientras disfrutamos de unas bellas vistas del skyline de la ciudad. Incluso nos podemos deleitar con un guitarrista muy virtuoso que nos anima el ambiente y conozco unos cuantos españoles más, así que me meten en un grupo de Whatsapp y me llevo alguna tarjeta de visita.
El miércoles y el jueves fueron días bastante anodinos, ocupado con trabajo, gestionando cuentas e intentando solucionar los problemas para instalar Windows.
El viernes 18 por la tarde voy a la tienda de informática donde compré el pen drive para que me lo formatearan y pudiera usarlo para la instalación. El chico de soporte me lo formatea gratis y me lo configura para luego poder instalar yo desde casa. Mientras tanto hablamos sobre las próximas elecciones en Georgia (el día 26) y me expresa su preocupación por la deriva del país y las injerencias de Rusia en la política nacional. Después me voy paseando a Vake, puesto que a las 6 tenía clase con las niñas. En el camino me encuentro con perros abandonados como de costumbre y aprovecho para comer un poco de comida para perros para dar de comer a uno. La clase no ha sido fácil puesto que especialmente la mayor no estaba por la labor de atender y se preguntaba para qué necesitaba aprender español. La peque al menos se ha animado al final y me ha retenido un poco más para que la ayudara a escribir las letras del alfabeto español, así que me quedo con mejor sabor de boca. Ya acabada mi clase, me dirijo al Canudos, un garito donde está el grupo de españoles y conozco nueva gente también. Después de cierto tiempo allí, nos vamos al Mimosa, un bar de ambiente muy animado con una atmósfera sana y lúdica. El highlight es un jukebox en el que podíamos escoger nuestras canciones favoritas de una amplia selección pagando 1 lari por canción, con lo que escuchamos música muy dispar. Vuelvo muy tarde a casa en taxi y, en vez de irme a dormir, saco el portátil de la mochila (que había llevado encima buena parte de la tarde) y me dispongo a instalar Windows 11 de una dichosa vez, y esta vez funciona sin problemas :) No me quería ir a dormir sin dejarlo listo, así que me acuesto pasadas las 6 de la mañana.
El sábado 19 por la tarde-noche salgo hacia Didube y me corto por fin el pelo por un módico precio, 14 lari por lavado y corte, así que encantado. Me paso por el Gorgia para comprar el Uno Flip (18 lari) puesto que quiero tener juegos de mesa. Desde Didube tomo el metro a Liberty Square puesto que esa noche hay encuentro internacional en el Café & Bar La Mano y hay un grupo muy variopinto con gente de países como India, Rusia, Uzbekistán o Ecuador. Aprovecho para hablar un poco y jugar a un juego de cartas que tenían allí, el Cards Against Humanity, un juego muy divertido.
El domingo 20 me dirijo de nuevo al Café La Mano porque había clase de georgiano y tengo ganas de aprender un poco del idioma y alcanzar un nivel básico en el corto plazo. Debido a una manifestación pro UE, hay bastante tráfico y aviso de que voy a llegar tarde. Después de dejar la marshrutka en el que sufrí los atascos, tomar el metro como plan B y saliendo del metro, me dicen que la clase se había cancelado, lo cual evidentemente me ha cabreado bastante. El plan B para la noche ha sido quedar con Iván, un ecuatoriano que conocí el día anterior, y nos vamos al Pub 44, un pub deportivo en el que ya ví la final de la Champions en junio cuando visité Georgia por primera vez. La noche se alarga demasiado porque el chaval no dejaba de pedir cerveza después de las innumerables veces en las que iba al baño, con lo que por educación y no dejarle solo me acabé quedando hasta las 10:30. Un tipo agradable y de conversación interesante, aunque un tanto peculiar. Lamentablemente me toca volver en taxi a casa desde Didube, y es que a partir de determinada hora ya no hay más buses al barrio de Vashlijvari. De momento estaré unos meses viviendo en ese barrio, la casa está bien para una persona, es una zona tranquila y es económica, pero bien es cierto que bajar ya sea a Vake o al centro, aun no siendo todos los días, es una odisea casi garantizada.
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